21 de febrero de 2016

Día 2: Plasencia, dos catedrales en una

El itinerario propuesto para el día de hoy en Plasencia es el siguiente:


Nos quedaban por contemplar con luz un par de sitios en Trujillo, una de las desventajas de que anochezca temprano en invierno, así que tras desayunar y hacer el check-out nos pusimos en marcha. 

Subimos hacia el Castillo pasando al lado del Convento de la Coria. Sólo abre sábados, domingos y festivos por la mañana, así que nos tenemos que contentar con ver su exterior. 


Como la tarde anterior no pudimos visitar el aljibe del Castillo y a las horas que subimos no había suficiente claridad, nos acercamos para ver si teníamos más suerte. El vigilante nos recordaba del día anterior, así que pudimos pasar con nuestros tickets de la visita guiada. Pudimos observar el Castillo y  la panorámica del pueblo desde otra perspectiva, con otra iluminación.

 

No esperéis encontraros con un castillo de cuento de hadas, es un recinto amurallado, arquitectónicamente muy bien conservado, donde podréis pasear por las almenas y el patio de armas, ver un aljibe y la capilla de la patrona de Trujillo.

En el momento de la visita estaban haciendo obras, con lo que no se podía acceder a la ermita situada en la albacara.

 

¡Ya es hora de ir hacia Plasencia! Para llegar hasta allí desde Trujillo se puede ir por la autovía o por el parque natural de Monfragüe. Al ser invierno, no teníamos ninguna visita planteada al parque, así que cuando nos sugirió este camino el recepcionista de la posada, nos pareció buena idea atravesarlo.


A lo largo de la carretera hay varios miradores desde donde se pueden avistar buitres y contemplar la orografía del parque.


¡Nos apuntamos para hacer en primavera una ruta por la zona! 

Nos alojamos en el hotel Ciudad de Plasencia, situado a las afueras de Plasencia. Como nos pilla de camino, antes de comenzar la visita turística, hacemos el check-in. En la recepción nos dan un mapa de la ciudad y nos indican donde podemos dejar el coche cerca del centro, en el parking gratuito de la Isla. Hay muchas plazas y bastante movimiento de coches, así que no creo que tengáis problemas para aparcar. Avanzáis en la dirección que va todo el mundo y al cruzar la carretera os encontráis unas escaleras mecánicas que os llevan directamente al lado de la Puerta del Sol.

Nos dirigimos rápidamente hacia las catedrales, ya que quedaba una hora para el cierre de mediodía. Catedrales en plural, sí, habéis leído bien. Las dos catedrales están solapadas, la Vieja del s.XIII y la Nueva del s.XV.

 

 

El precio de la entrada es de 4/persona, incluyendo una audioguía, ya que estaban de obras y algunas zonas no se podían visitar. No suelo ser muy partidaria de las audioguías, pero en este caso, era muy clara y concisa.

Comenzamos la visita por la Catedral Vieja. Destaca el claustro rectangular que muestra un estilo de transición del románico al gótico, y donde se encuentra la capilla de San Pablo, coronada por la Torre del Melón, una cúpula bizantina escamada, que en España únicamente podemos encontrar en la Catedral de Salamanca, Catedral de Zamora y Colegiata de Toro. 

 

La Catedral Nueva se comenzó a construir pensando en derribar la Catedral Vieja, pero como ésta no terminó de construirse, ambas quedaron solapadas. En el claustro se puede ver claramente esta unión.

 

En la Catedral Nueva impresionan los nervios dorados de las bóvedas, su órgano barroco y el Retablo Mayor.


 


La sillería del coro, de estilo gótico flamígero, está considerada como una de las más bellas de España, pero no pudimos verla, ya que estará en obras hasta febrero de 2017. Por lo menos, pudimos disfrutar de la reja del coro, de estilo plateresco.


Una vez terminada la visita, nos dirigimos hacia la plaza Mayor. Entre los distintos bares de la plaza que tienen terraza al sol, elegimos para comer el Bar Español. Dos menús del día más un café por 20€.

Nuestro recorrido de la tarde comenzó en la plaza Mayor. Allí se encuentra la casa consistorial, curiosa porque posee una torre con campanario, donde se encuentra el Abuelo Mayorga, uno de los símbolos de la ciudad. En su esquina también se puede ver un escudo de Carlos V.

 

Alrededor de la plaza y de las calles Trujillo y Zapatería, podemos encontrar en el suelo placas conmemorativas con la posición de las casas de las antiguas familias judías y el nombre de sus propietarios.

 

Dimos un paseo por el casco histórico buscando casas señoriales. En la plaza de la Catedral, vimos la casa del Deán que destaca por su balcón esquinado. Camino a la plaza de San Nicolás, nos encontramos con la casa de las Dos Torres, el palacio más antiguo de Plasencia, que nos sorprendió por su asimetría, no contaba con dos torres, ya que una fue derribada tras el terremoto de Lisboa. Nos desviamos para ver la casa de los Carvajales, que se ha convertido en el hotel Palacio Carvajal-Girón. Por último, nos acercamos al Palacio del Marqués de Mirabel.


Aprovechamos que estábamos al lado del convento de San Vicente Ferrer, convertido en Parador, para visitarlo. Volvimos tras nuestros pasos, para pasear (intramuros) siguiendo las murallas. Éramos los únicos que paseábamos por estas calles... Un señor se cruzó con nosotros, nos vió cara de foráneos y nos pidió que le acompañáramos a ver la iglesia de San Nicolás. Como yo ya había leído en algún foro que si le encontrabas te fueras con él, le seguimos. Resulta que es el sacristán de esta iglesia. Nos la abrió y nos hizo una visita guiada marcando los puntos donde se captaban los mejores detalles en las fotos.



Nos sugiere ir a visitar la iglesia de San Martín, una de las iglesias más antiguas de la ciudad, así que nos dirigimos hacia allí. La entrada cuesta 2€/persona. Durante el s.XVI se acometieron importantes reformas en la estructura interior, por lo que de su etapa románica sólo podemos observar un cuarto de ábside de ladrillo y las troneras. La obra estrella de la iglesia es el Retablo Mayor, de estilo plateresco, en el que se encuentran ocho tablas de Luis de Morales y maestros de su taller.

 

Nos acercamos andando hacia la Torre Lucía, donde se encuentra el Centro de la Fortaleza y Ciudad Medieval, de entrada gratuita. Hay distintas salas de exposición para descubrir la ciudad medieval, su origen, historia, cultura o sociedad. Además, se puede recorrer parte de la muralla.

Queríamos llegar antes de que anocheciera al Parque de los Pinos. De camino, nos encontramos con el acueducto de San Antón. En la entrada del parque encontraréis este cartel, que indica las distintas zonas, con los senderos que podréis seguir y las aves que podréis observar. Aunque vayáis sin niños, este parque merece una visita.

@plasencia.es

Este recinto alberga un importante número de aves, nunca habíamos visto tantos pavos reales juntos.



Como está anocheciendo, todos los pavos reales se colocan en un árbol para pasar la noche.


Podéis completar la tarde viendo las tiendas de la calle del Sol o tomando un café o una cerveza en la plaza Mayor. 

Para cenar elegimos el gastrobar Tentempié. Conseguimos una mesa alta y dos taburetes, algo que en principio parecía misión imposible, ya que mucha gente estaba terminando de tomarse las copas de la tarde. Pedimos una tapa donuts (morcilla, queso de cabra y confitura de piquillos), un arroz meloso, presa ibérica y boletus y un plato de pulpo, más dos bebidas (que incluían también tapa), por 25.4€.




Como nos alojábamos en las afueras y ya llevábamos todo el día de arriba para abajo, al terminar de cenar decidimos ir directamente al hotel. Al día siguiente nos esperaba Hervás, con una de las mejores juderías conservadas de España.

14 de febrero de 2016

Posada Dos Orillas Trujillo

Siempre que buscamos un alojamiento queremos que cumpla las 3B: bueno, bonito y barato. Para hacer la búsqueda una muy buena opción es Booking, aunque muchas veces la propia página del alojamiento hace mejores ofertas. En este caso, por su ubicación, precio y su inmejorable puntuación, elegimos la Posada Dos Orillas.

Posada Dos Orillas
Web:  http://www.dosorillas.com
Servicios gratuitos: Wifi

¿Qué mejor opción podíamos encontrar en Trujillo que una casona del s.XVI restaurada dentro de la zona amurallada? Como no teníamos clara que habitación se nos asignaría haciendo la reserva por internet, lo hicimos a la antigua usanza... Cogimos el teléfono y ¡reserva realizada! Elegimos la habitación Venezuela en la primera planta, con cama de matrimonio y decoración estilo isabelino por 50€.

¿Buscáis un alojamiento singular en un entorno monumental donde se respire paz y tranquilidad? Habéis llegado al sitio correcto.

No es difícil llegar a la posada, ya sea en coche o andando. Atravesando la puerta de Santiago, en la primera calle a la izquierda, veréis un vado de la posada donde se puede dejar el coche. Nosotros no tuvimos ningún problema en aparcar en esa zona por la tarde (está al lado de un colegio). La calle Cambrones o Cambroneras (como indica su placa) es la continuación de la calle Ballesteros. ¡No tiene pérdida!  

Nos topamos con una fachada de piedra imponente. Una decoración muy cuidada nos esperaba en el interior, un ambiente relajado, conseguido con la atenuación de las luces. Hacemos el check-in cerca de las siete de la tarde, cuando termina la visita guiada de la oficina de turismo. La atención y el trato de su personal es espectacular. Nos acompañan y nos enseñan nuestra habitación, nos recomiendan lugares que visitar y dónde comer y al despedirnos, nos dan un par de botellitas de agua fría para el viaje. Con cada uno de esos detalles cuidan al cliente.

La posada tiene 13 habitaciones, cuyos nombres son los países de Sudamérica que tienen una ciudad con el nombre Trujillo. Nuestra habitación está en este pasillo.


La habitación es igual a como nos la esperábamos, pues ya la habíamos visto en las fotos de su página web. Es amplia, climatizada, con una cama de matrimonio cómoda. Cuenta también con un escritorio y televisión.



Aunque la recepción se cierre por las noches, se puede entrar y salir libremente. Además, si os surge algún problema, el personal está disponible las 24 horas del día (sólo hay que contactarles por teléfono y se presentan enseguida). 

El desayuno no está incluido en el precio de la habitación, pero por 3€, podréis disfrutar de un café, un té o un vaso de leche con colacao y de un buen surtido de tostadas de pan con aceite, tomate, cachuela y paté o mantequilla y mermelada para los más golosos.

Tened en cuenta que para hacer el pago en la posada (por lo menos durante nuestra estancia) sólo se admite el pago en efectivo.

Casa rural muy recomendada si buscáis descansar en un entorno monumental, recibiendo un excelente trato por parte de su personal.

5 de febrero de 2016

Rincones de Sevilla: Monasterio San Isidoro del Campo

Con esta entrada vamos a inaugurar una nueva sección: Rincones de... Porque queremos que se les dé una oportunidad a lugares que nos han sorprendido gratamente y no suelen estar dentro de los circuitos turísticos habituales.

El sábado pasado nos acercamos a Santiponce a conocer el Monasterio de San Isidoro del Campo de mano de Ispavilia. Ya hemos participado en otras rutas suyas y ¡seguimos repitiendo! Son rutas preparadas principalmente para sevillanos (también válidas para los adoptivos), con recorridos muy bien documentados, rigor histórico y muchas anécdotas, una de las mejores maneras de conocer nuestra ciudad.

No tenemos problemas en aparcar en los alrededores del monasterio (c/Guzmán el Bueno). Tened en cuenta que se accede a éste por la avenida de San Isidoro.

Esperamos en el patio de los naranjos al comienzo de la visita. En este caso es María quien nos va a guiar a través del monasterio. Desde el exterior podemos observar que es un monasterio-fortaleza de estilo mudéjar, ¡con almenas incluidas! Nos sorprende su aspecto de fortaleza, aunque la explicación es bastante lógica, se construye tras la Reconquista de Sevilla y aún no estaban definidas las fronteras cristianas.


El edificio ha cumplido diferentes funciones a lo largo de la historia, uso religioso, fábrica de tabaco y cerveza, cárcel de mujeres... y fue objeto de desamortización y expoliaciones. Vamos a descubrir el monasterio que ha llegado hasta nuestros días.

Es una construcción caracterizada por el uso del ladrillo, aunque se emplea la piedra en algunos elementos estructurales como portadas, arcos, ventanas o nervios. La portada por la que accedemos al interior es claramente mudéjar, con varias arquivoltas superpuestas y decorada con lacería musulmana con motivos geométricos en dos colores.



A su izquierda observamos una puerta cegada, la Puerta de los Muertos, decorada con estrellas de ocho puntas en las que figuran los escudos de las familias Guzmán y Osorio.



Un dato curioso es que el monasterio está formado por dos iglesias góticas yuxtapuestas. La primera capilla funeraria la construyó Guzmán el Bueno para ser enterrado junto a su esposa María Alonso Coronel. Su hijo construyó otro templo paralelo a éste, para ser enterrado con su mujer, al no querer su padre que en su capilla se enterrasen a otros miembros de la familia. En la actualidad, ambas iglesias están comunicadas por un arco.

Tal y como se ha preparado el recorrido, las iglesias se visitan en último lugar, aunque al pasar por delante, llaman nuestra atención los retablos. Nuestra primera parada es un coro labrado en madera del s.XVII. Hay una gran cantidad de sitiales, lo que da una idea de la importancia de este monasterio en el pasado.  


Dejamos atrás las iglesias y pasamos de largo por el claustro de los Muertos, para no molestar a otros grupos. Nos dirigimos hacia el claustro de los Evangelistas, la zona más ricamente decorada, ya que comunicaba el monasterio con la hospedería. Es sorprendente el estado de conservación en que han llegado algunos frescos a nuestros días; ciertamente estos murales son de gran calidad. ¿Por qué se llama de los evangelistas si no hemos visto ninguno representado? Todos se han perdido, excepto San Mateo que está en el Museo Arqueológico.


En la siguiente fotografía observamos un detalle curioso, dos calamares. Sí, habéis leído bien, calamares rodeados por un marco de lacería islámica. Es la divisa de Enrique de Guzmán, conde de Niebla que hace un guiño a su amada con un juego de palabras. En latín, calamares es calamaros que significa conviene amaros... ¡Un romántico!


Volvemos nuestros pasos hasta el claustro de los Muertos. Es un patio rectangular de dos cuerpos, rodeado de galerías formadas por arcos de medio punto enmarcados por alfices.

 

Inicialmente estuvo completamente policromado, pero en el s.XVI, parte de esas primitivas pinturas se deciden cubrir con azulejos.

 

Sin embargo, en sus paredes aún podemos observar composiciones de lacerías (arte islámico) mezcladas con  motivos vegetales (arte gótico).

 

En este claustro se enterraban monjes (sus tumbas se pueden reconocer según la disposición de las baldosas) y también familias acomodadas, que sufragaron altares y retablos en este patio.

 

Accedemos a la Sacristía, donde destaca el retablo de la Virgen de la Antigua.


Contigua a la Sacristía nos encontramos la Sala Capitular. En el s.XVII se reformó esta sala en altura y amplitud. La bóveda original de crucería se ocultó con la bóveda de cañón rebajada actual. También se dispuso una decoración clasicista que ocultó frescos medievales. Llaman la atención los trampantojos utilizados en esta sala, para mantener una simetría: puerta real frente a puerta pintada, ventanas reales en un lateral frente a ventanas falsas.

 
 

Entramos también a la Capilla del Reservado, donde se custodiaba el Santísimo el Jueves Santo. Es una capilla muy pequeñita, dedicada a la Virgen María, con todas sus paredes y bóvedas decoradas con pinturas del s.XVII. El retablo de Santa Ana con el niño es obra de Martínez Montañés.



De regreso al claustro, entramos en el Refectorio, la zona donde comían los monjes. Actualmente este espacio se ha musealizado, pero lo que realmente destaca es una Sagrada Cena que preside la sala. Se intenta dar expresividad en los rostros de los discípulos e incluso introducir la perspectiva, obsérvese a Judas colocado diagonalmente y algunos de los elementos dispuestos sobre la mesa. Es curiosa la decoración del mantel con motivos islámicos.

 

Para terminar la visita volvemos a las iglesias. En la iglesia conventual llama la atención el retablo de Martínez Montañés. Para realizar la figura de San Jerónimo se inspiró en la de Torrigiano que se conserva en el museo de Bellas Artes. También realizó los sepulcros de Guzmán el Bueno y su mujer, dos de las tres únicas obras civiles de este autor.


   

En la iglesia más "moderna" se aprecian elementos góticos. Pero el detalle que me parece más interesante es el sepulcro de doña Urraca, en el que también se ha representado a la doncella que murió quemada con ella para proteger su honradez, se abrazó a ella para que no se le subiese la falda mientras era quemada en la hoguera.



Se sigue utilizando esta iglesia como panteón funerario de la casa de Medina-Sidonia.


Es una lástima la escasa difusión que se hace de esta joya monumental, que necesitaría seguir restaurándose. Confío en que no hayamos sido de los últimos visitantes que han podido disfrutar de este monasterio, que se enfrenta a un posible cierre. El domingo pasado los trabajadores tenían prevista una huelga.

  •  Horario:
    • Octubre-Marzo: X-J 10:00-14:00; V-S 10:00-14:00, 16:00-19:00; D 10:00-15:00
    • Abril-Septiembre: X-J 10:00-14:00; V-S 10:00-14:00, 17:30-20:30; D 10:00-15:00
  • Entrada gratuita
  • Visita guiada Ispavilia: 8€