4 de marzo de 2019

Excursiones que te dejarán ojiplático cerca de Roma: Sacro Bosque, Cività di Bagnoregio y Orvieto

Nuestro último viaje a Italia se centró en descubrir una parte de la Toscana. Teniendo en cuenta que volábamos hasta Fiumicino (Roma) y que allí íbamos a alquilar un coche, ¿por qué no hacer una parada intermedia entre Roma y Florencia?

Esta zona es bastante desconocida para los turistas españoles, ¡no nos cruzamos con ninguno en varios días! Investigando, llegaron a nuestras manos fotos de estatuas de piedra monumentales, algunas mitológicas, otras monstruosas; la fachada de una catedral impresionante (que nos dejaría con la boca abierta en directo) y de la llamada "ciudad que muere", situada en lo alto de un promontorio. ¡Allá que vamos!


El Sacro Bosque o Parque de los Monstruos debería ser una parada obligatoria. En las afueras de Bomarzo, Orsini, desolado por la muerte prematura de su esposa, mandó construir un parque lleno de extrañas criaturas de piedra, colocadas en una disposición determinada, nada está ubicado al azar, escondiendo múltiples enigmas. ¡Ay, si las piedras hablasen!


El arquitecto encargado del diseño decidió emplear la roca volcánica originaria de Bomarzo para realizar las esculturas. Un proyecto único y mágico, lleno de seres mitológicos y monstruos.


La entrada cuesta 10€/pers y la duración estimada de la visita es de 1,5-2 horas, haciendo mil fotos y observando los detalles con calma, sin saltarse ni un punto del itinerario.

Si vais temprano en verano, llevad ropa de abrigo, es sombrío y hay humedad.

Merece la pena adentrarse en los caminos de este mundo fascinante y admirar cada una de las estatuas: Hércules descuartizando a Caco, una tortuga gigante, un teatro romano, el elefante de Aníbal, una casa inclinada, un ogro (emblema del parque) y otras muchas más que no os quiero desvelar. ¡Descubridlo por vosotros mismos!




Sacro Bosco di Bomarzo
  • Horario: 
    • Abril-Agosto: L-D 8:30-19:00
    • Septiembre-Marzon: L-D 8:30-atardecer
  • Precio: 10€

En el valle dei Calanchi, en la cima de una colina arcillosa os espera la ciudad que muere. Casi completamente deshabitada, su sobrenombre se debe también al lento desmoronamiento producido por el azote del viento, la lluvia y la inestabilidad del terreno. Sólo es accesible a través de un puente peatonal en Bagnoregio.

En toda la zona (relativamente cercana al puente), el aparcamiento está regulado (ORA). Nosotros dejamos el coche al lado de una iglesia, 4€/2h, a unos diez minutos andando de la taquilla. ¡Sí, para poder pasear por este pueblo suspendido sobre una colina, hay que pagar una entrada de 5€/pers!

¡La vista panorámica a este lado del puente es espectacular! Admirar el perfil que se recorta en el horizonte... Sin palabras. El puente es estrecho y en algún tramo empinado. ¡Cómo sopla el viento!


Deambular prácticamente solos sin rumbo fijo por calles medievales, disfrutar de coquetos rincones o tomar una focaccia del Arco del Gusto, rellena de embutido y queso de la zona (6€) contemplando las vistas del valle, no tiene precio.



¡Y qué decir de Orvieto! Encaramada en lo alto de una colina, su característico perfil se recorta en el horizonte, destacando imponente su catedral. Su mejor panorámica se consigue desde un mirador en la carretera SS71 pk 46,5 (Il Belvedere).


Se puede venir desde Roma en coche por la autopista A1 (Firenze-Roma) o en tren, en poco más de una hora. Como hay muchas restricciones para circular con coche dentro del recinto amurallado, lo más cómodo (y recomendable) es dejarlo en un aparcamiento a las afueras. Nosotros elegimos Campo della Fiera (cubierto, máx. 12€/día, gratuito de 19:00-2:00), ya que te permite llegar al centro subiendo en ascensor (Piazza San Giovanni) o por unas escaleras mecánicas (via della Cava).

Pasead relajadamente por las estrechas calles que forman el casco histórico, descubriendo sus numerosos atractivos, entre los que están la Piazza della República, la Torre del Moro y tiendas coquetas de artesanía.



Pero, sin lugar a dudas, su edificio estrella es la catedral. En los días soleados, el brillo titilante de los reflejos sobre los mosaicos dorados de la fachada os dejará obnubilados, ¡sin palabras! Si la admiráis durante distintos momentos del día, captaréis los cambios de color debidos al cambio de luz. ¡Es espectacular! Y es que es una de las obras maestras de la arquitectura gótica en Italia (similar a la de Siena), construida para conmemorar el milagro de Bolsena y salvaguardar su reliquia. Se puede visitar por 4€/pers.



El interior sorprende por su sencillez, los muros y pilares se caracterizan por la piedra utilizada, a franjas horizontales blancas y negras.


Destaca la capilla de San Brizio, decorada con escenas apocalípticas de Lucca Singorelli.


Bajo nuestros pies se encuentra otra Orvieto, una auténtica ciudad subterránea formada por un enorme laberinto de túneles, pozos y escaleras. Muchos de estos pasadizos fueron utilizados en épocas de asedio para huir o aprovisionarse. Si queréis profundizar un poco más en este "inframundo", con Orvieto Underground podéis realizar una visita guiada de una hora.

Otro lugar curioso de conocer es el ingenioso pozo de San Patricio, que cuenta con dos escaleras helicoidales, una para el ascenso y otra para el descenso, que nunca se cruzan. Nosotros decidimos prescindir de esta visita porque teníamos muy presente el pozo iniciático de la Quinta da Regaleira en Sintra.

Y como la gastronomía es otro placer que no debéis descuidar, os recomendamos que comáis en "Le Grotte del Funaro", un restaurante pintoresco ambientado en una cueva, en el que se pueden saborear carnes de caza y trufas, la especialidad de la región. Nosotros elegimos para cenar ravioli de carne con virutas de trufa, jabalí, con bebida y postre a compartir por 38€.

Seguro que estos tres bonitos rincones han contribuido a fomentar tus ganas de visitar Italia. ¿A qué esperas para conocerlos?