30 de julio de 2017

Guía práctica: 2 días en el Algarve

El día que vi en Internet una foto del Algar de Benagil, apunté en mi lista de destinos pendientes el Algarve. Los principales reclamos de esta región al sur de Portugal son el turismo de sol y playa y su gastronomía, ¿pero qué más esconde esta bonita zona?


La siguiente guía refleja una ruta de fin de semana, como la que realizamos a principios de julio de 2015. 

Cómo llegar

El medio de transporte perfecto para descubrir el Algarve es el coche, ya que os permitirá llegar a cualquier lugar recóndito y recorrer toda esta zona a vuestro aire.

Antes de ir, tenéis que tener en cuenta que la autovía del Algarve (A22), que cruza toda esta región, tiene un sistema de peaje exclusivamente electrónico, es decir, no hay una estación de peaje como tal, sino un arco con cámaras bajo el cual pasan los coches. La manera más sencilla de pagar en estos peajes es a través del sistema EasyToll

Tras cruzar el puente que une Ayamonte con Portugal está claramente indicado donde se deben parar los coches con matrícula extranjera para registrarse en este sistema. Allí hay una serie de máquinas donde se introduce una tarjeta de crédito (Visa o Mastercard) que automáticamente se vincula a la matrícula del coche. Antes de pasar por los pórticos, hay un cartel con el importe que cuesta el tramo para los distintos tipos de vehículo y directamente se retira de la cuenta asociada a la tarjeta.


Viernes (tarde)

En un único fin de semana no podemos abarcar toda la extensión del Algarve, así que en este viaje nos centramos en su parte occidental.

Todo el mundo asocia a esta región con playas, pero tiene ciudades del interior interesantes para conocer. Como hemos ganado una hora al entrar en Portugal, no dudamos en desviarnos hasta Silves.

@algarve-tourist.com

Según nos vamos acercando, desde la carretera podemos un castillo imponente de ladrillos rojizos, situado en el punto más alto de la colina en la que se asienta la ciudad. Esta obra propia de la arquitectura militar árabe está catalogada como Monumento Nacional, y es el segundo monumento más visitado del Algarve, después de la fortaleza de Sagres.

Junto a la entrada principal se encuentra una escultura que representa al rey Don Sancho, monarca que conquistó por primera vez la ciudad de Silves a los árabes.


Recorremos el paseo de ronda del castillo, desde el que se pueden contemplar las vistas sobre el pueblo y bajamos al aljibe, donde se encuentra una exposición sobre el lince.


Su otro monumento de interés es la , pero ya estaba cerrada, así que decidimos dar un pequeño paseo por su casco histórico.


Nos alojamos en la Hospedaria Buganvilia, en Alvor, un pueblo pesquero, cuyo centro en verano está muy animado. Nos sorprendió ver tiendas abiertas después de medianoche.

  Castillo de Silves
  • Página web oficial: Câmara Municipal de Silves
  • Horario (Junio-Agosto): L-D 9:00-22:00
  • Precio: 2.80€
  • Duración aprox. visita: 1,5 horas

Catedral (Sé)
  • Horario: L-V 9:00-13:00, 14:00-18:00
  • Precio: 1€

Sábado

La mañana del sábado decidimos explorar el casco histórico de Lagos. Aparcamos el coche en la zona azul del paseo marítimo, al lado del mercado. Subimos por su ascensor interior hasta su terraza mirador, desde donde se puede acceder a la zona alta del pueblo, si no queréis empezar subiendo cuestas...

Paseamos por los alrededores de la iglesia de San Sebastián, que estaba cerrada. Y deambulamos sin rumbo fijo por las calles empedradas, disfrutando de las bonitas fachadas portuguesas decoradas con azulejos.


Una visita muy recomendable es la Igreja de Santo António y el museo municipal Dr. José Formosinho, situado en un edificio anexo a la iglesia. Su entrada es conjunta, en el museo podréis encontrar distintas salas: arqueología, arte sacro, con la historia de Lagos, etnografía del Algarve, numismática...


@visitportugal.com

Pero como siempre, dejan lo mejor para el final, una preciosa iglesia barroca, en la que no queda ningún hueco por decorar, ya sea por sus tallas doradas, pinturas o azulejos. ¡Sin palabras! Sólo una pega, no se pueden hacer fotos.

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Tampoco olvidéis dar un paseo por la avenida dos Descobrimentos hasta el Forte Ponta da Bandeira, que protegía a la ciudad de los ataques piratas.


Como nos habían dicho que suele haber lista de espera, fuimos temprano a comer a la Casinha do Petisco, a las 12:45 y sólo quedaban dos mesas disponibles. El local es muy pequeño y se puede ver incluso como cocinan. Pedimos una cataplana de gambas y almejas. Si elegís una, no pidáis nada más, saldréis rodando.

Os estaréis preguntando que es una cataplana... Es un guiso cuyo ingrediente principal es marisco o pescado, aunque también puede ser carne, con verduras cocinadas al vapor en un recipiente llamado cataplana. ¡Para chuparse los dedos!


Después de esta comilona es el turno de descansar en alguna de las atractivas playas de Lagos.

Su playa más famosa, y por tanto, una de las más abarrotadas en verano, es la Praia de Dona Ana. Está situada entre unos acantilados rocosos, así que para acceder hay que bajar por un tramo de escaleras.


Es una playa de postal, con aguas cristalinas, nada que envidiar a las playas del Caribe.


No era tan tranquila como podíamos esperar, ya que estaba en obras. Un arenero sacaba arena de alta mar para la playa, y como además estaba la mitad de la playa cerrada al uso, decidimos acercarnos a la Praia Do Camilo.

Es otra pequeña cala situada entre acantilados. Su principal inconveniente es su escalera de bajada (más de 200 escalones), aunque las vistas bajando hacia la cala son impresionantes


Que no os asusten las escaleras, ¡la bajada merece mucho la pena! Además, está conectada a otra cala (con menos gente) por un pasadizo en la roca, a la que podréis acceder andando si la marea está baja. Aprovechamos también para comernos una rica bolinha

Otra de las típicas imágenes del Algarve es Ponta da Piedade, que ofrece unas vistas y unas fotos espectaculares. Sus acantilados de arenisca han sido esculpidos, formando cuevas y grutas. Si queréis ver los acantilados desde otra perspectiva, al final del tramo de escaleras salen barcas que os enseñarán recovecos de esta costa, ya que muchas calas y grutas sólo pueden ser visitadas en barco. Consejo: recordad ir cuando la marea está más baja.


Nos acercamos hasta la Fortaleza de Sagres, donde Enrique el Navegante estableció una escuela de navegación desde la que zarparon los primeros exploradores portugueses en busca del nuevo mundo.

Como curiosidad, tiene sólo tiene una muralla defensiva en su extremo sur, ya que los otros tres están protegidos por enormes y escarpados acantilados. En su interior podemos ver el faro, una enorme rosa de los vientos y una pequeña iglesia.


Nos dirigimos por el paseo circular hacia los acantilados, desde los que se puede disfrutar de unas preciosas vistas panorámicas de las playas aledañas y del cabo de San Vicente.


Es una zona muy agreste debido a los vientos constantes, que impiden el crecimiento de cualquier tipo de vegetación. A lo mejor tenéis que meteros un par de piedras en los bolsillos para no salir volando...

Contemplamos el atardecer en el cabo de San Vicente, que está muy cerca de la fortaleza. Parece todo un espectáculo, mucha gente está acurrucada para ver como el sol se sumerge en el océano. A pesar de que el día ha sido caluroso, hace demasiado viento y pasamos incluso frío, así que no olvidéis llevar una chaqueta.


Antes de que saliesen todos los coches y autobuses y se formara caravana, nos fuimos directos a cenar al Retiro do Pescador.

  Igreja de Santo António y Museo Dr. José Formosinho
  • Horario : M-D 10:00-12:30, 14:00-17:30
  • Precio: 3€

Fortaleza de Sagres

Domingo

Como ya he dicho anteriormente, una muy buena manera de conocer el relieve de la costa del Algarve, incluyendo playas ocultas y cuevas, es dar un paseo en lancha. Teníamos la opción de hacerlo en Ponta da Piedade, pero como quería ver en vivo y en directo el algar de Benagil, decidimos pasar la mañana de domingo en esta zona.

Hasta el algar sólo se puede llegar a nado, en kayak o en lancha. Nosotros decidimos contratar el recorrido de una hora en lancha con Taruga Benagil Tours, cuyo punto de información se encuentra en la arena de la playa de Benagil.

Nos equiparon con chalecos salvavidas y nos enseñaron hasta 20 cuevas, y como la marea estaba baja, pudimos entrar con la lancha en muchas de ellas.


¡Y aquí está el algar de Benagil!


¡Menudos acantilados y playas! Merece mucho la pena ver el Algarve desde este otro punto de vista.


Nuestra escapada se acercaba a su fin, y ya era momento de regresar a casa, no sin antes realizar una última parada para visitar Faro. Al igual que en muchas ciudades españolas, la mayor parte de sus monumentos están cerrados el domingo por la tarde, así que nos limitamos a pasear por la Cidade Velha; así es como se conoce a su casco histórico, rodeado por una antigua muralla.

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Descubrimos también el Convento de Nuestra Señora de la Asunción, donde se encuentra el museo arqueológico.


Ha sido un fin de semana intenso, que nos ha permitido conocer una pequeña parte de esta maravillosa región de nuestro país vecino. ¡Seguro que no será la última vez que visitemos esta zona! Merece la pena.