6 de septiembre de 2017

Día 6 (II): La ruta del vino, pueblos pintorescos y floridos

La ruta del vino de Alsacia es uno de los itinerarios vinícolas más famosos de Francia. Recorre 170 km del norte al sur de la región, desde Marlenheim hasta Thann, atravesando 70 pueblos, alguno de los cuales están entre los más bonitos de Francia. Muchos de ellos están catalogados también como villages fleuris, un concurso que tiene en cuenta el patrimonio paisajístico y la decoración floral del pueblo. Básicamente, compiten por adornar las calles, balcones, ventanas y puertas con tiestos de flores. En un cartel a su entrada podréis ver el número de flores (puntuación) que se le ha asignado (4 máximo).

Rodeados de viñedos, y tras visitar el castillo de Haut-Koenigsbourg nos dirigimos hacia nuestro primer pueblo de cuento: Ribeauvillé.


En algo menos de media hora, llegamos a este pueblo pintoresco, construido en torno a la Grand Rue. Empezamos el recorrido en la oficina de turismo, siguiendo las indicaciones que allí nos proponen. 

Siempre hay que mirar hacia arriba, para no perderse una inscripción o alguna ventana curiosa... como en el caso de la casa Pfifferhus. A ambos lados de una de sus ventanas, podemos ver dos estatuas de madera que representan una Anunciación.  



Nos encontramos con casas muy coloridas, con entramados de madera y jardineras con flores decorando sus ventanales.




Las fachadas de algunas tiendas nos sorprenden y nos sacan una sonrisa.



En el s.XIII, Ribeauvillé se dividió en cuatro barrios, cada uno con sus propias fortificaciones y torres defensivas. Aunque la mayoría desaparecieron en el s.XIX, aún conserva parte de sus murallas y alguna torre, como la Tour des Bouchers

Llevamos un rato buscando un sitio donde comer, pero ninguno nos convence y estamos en los límites de hora francesa para comer. En una pequeña pastelería vemos que ofrecen platos del día entre 9 y 10€, no tiene mala pinta, así que decidimos parar a comer. Un onglet de boeuf  y una porción de quiché lorraine más un pedazo de tarta por 22€.

Volvemos hacia donde hemos aparcado el coche y fotografiamos esta pequeña torre con los viñedos al fondo. ¡Esta época es perfecta para ver los campos de viñedos!


En diez minutos llegamos a Riquewihr, considerado el pueblo más bonito de Alsacia. Se nota que es una de las visitas obligadas en la región, porque apenas encontramos aparcamiento...

Para conocer estos pueblos, no es necesario un mapa, es más divertido callejearlos. Sin embargo, para tener más detalles sobre algunas construcciones y saber qué es lo que estáis mirando, os recomiendo que sigáis "los circuitos de descubrimiento" de los folletos de las oficinas de turismo.

Cruzamos el arco del Ayuntamiento para acceder al casco histórico y a su vía principal, la rue du General de Gaulle. Está mucho más abarrotado que Ribeauvillé y cuesta andar por esta calle.




Es difícil describir estos pueblos sin repetirse, aquí también encontramos las típicas casas medievales alsacianas, pintadas de colores, con sus entramados de madera y sus flores. Merece la pena perderse por las callejuelas laterales en busca de paz y tranquilidad.


Al final de la calle nos encontramos con la Torre Dolder, un monumento emblemático de Riquewihr que es a su vez campanario, torre de vigilancia y puerta de entrada al pueblo.


La región de Alsacia es muy conocida por sus encantadores mercadillos navideños y muchos esperáis para visitarla en esta época del año. Muy cerca de la torre, está la famosa tienda de Navidad de Käthe Wohlfahrt, abierta durante todo el año. ¡Entrad a echar un vistazo! Todo un mundo de fantasía en un recorrido sin vuelta atrás, como en Ikea.

En cualquier rincón os podéis topar con construcciones interesantes, como en el patio de la abadía d'Autrey, donde las ventanas no se han colocado perpendiculares al suelo, sino siguiendo la estructura de la escalera.


Nos despedimos del pueblo admirando sus viñedos, que nos acompañarán durante el camino a Kaysersberg.



Dejamos el coche en las afueras, en una zona de no pago, a unos cinco minutos andando de la calle principal. Al igual que en Ribeauvillé y Riquewihr, el encanto del pueblo se concentra alrededor de una calle.





Desde la oficina de turismo nos proponen una ruta que es la que decidimos seguir para conocer Kaysersberg. Pero antes salimos por la "puerta de atrás" del recinto y llegamos a un parque desde el que se tiene una bonita vista del castillo de Schlossberg y de los viñedos.


Seguimos viendo casas de colores, con entramados de madera y decoradas con flores, ¡muchas flores!



Entre sus atractivos está la iglesia de la Sainte-Croix. ¡Qué bonita estampa la de esta pequeña plaza con su típica fuente y la torre de la iglesia!


Nada más entrar en su interior, nos sorprende un enorme calvario situado sobre una viga. También es imponente el retablo policromado del altar mayor.





Tras un último paseo por la zona del río, nos dirigimos hacia Bergheim, nuestra última parada del día. Pensábamos que nos daría tiempo a disfrutar de este pueblo (con luz solar) a la vuelta a Dieffenthal, pero ya era tarde... 

Rodeamos un tramo de las murallas, que están bastante bien conservadas, y entramos por la Porte Haute al casco histórico. Nos acercamos hasta la Place du Dr. Walter, donde se encuentran concentrados los lugares de mayor interés del pueblo.


Cenamos en L'Altenberg, una cocotte de quenelles y una tarte flambée de queso y miel por 20€.

Como nota curiosa de este pueblo, existe una sinagoga, testimonio de la presencia de una importante comunidad judía en la zona (desde 68 familias en 1784 hasta las 2 familias en la actualidad). Es la única sinagoga de Alsacia que se encuentra sobre el emplazamiento en el que se construyó en el s.XIV.

Ya estamos bastante cansados y volvemos a casa a reponer fuerzas, al día siguiente visitaríamos Eguisheim y Colmar.