¿Cómo empezamos las vacaciones de Feria? Disfrutando de unos rebujitos en el Real en buena compañía. No podíamos volver demasiado tarde a casa ya que el miércoles por la mañana emprenderíamos nuestro camino hacia Almería, pero hay tiempo para todo...

Algo más de cuatro horas en coche separan Sevilla de la capital más oriental de Andalucía. Para aprovechar el tiempo al máximo llevábamos unos bocatas preparados que comimos antes de llegar a nuestro destino. Una vez allí nos dirigimos al hotel Nuevo Torreluz para hacer el check-in, aparcamos justo enfrente para dejar nuestro equipaje. ¿Qué hace John Lennon sentado en ese banco?

@torreluz.com

Aparcar en la zona centro de Almería puede convertirse en misión imposible, ya que la mayor parte es zona azul. Os recomiendo paciencia y que busquéis un hueco en las calles perpendiculares a la calle Granada o por la zona de la plaza de toros. Ese primer día tuvimos mucha suerte, probablemente por la hora.

¡Por fin nos pusimos en marcha! El itinerario planteado es el siguiente:


Nos acercamos a la Plaza de la Catedral, desde donde pudimos observar la fachada principal de la catedral. Su aspecto exterior es similar al de una fortaleza debido a su situación estratégica y a los continuos asedios procedentes del Mediterráneo de moriscos y berberiscos. 

Rodeamos la catedral por la calle Velázquez hasta llegar a la entrada de las visitas turísticas, pasando por delante de la portada de los Perdones. 

Visitamos el interior de la catedral, el precio de la entrada es 5€ e incluye una audioguía de 45 minutos. Comprobamos como un antiguo patio de armas se puede convertir en un claustro rectangular. En este patio se encuentran los dos museos catedralicios: Salas de Poniente y Salas de Levante. El primero acoge obras de pintura y podemos destacar una Inmaculada atribuida a Murillo. El segundo está dedicado principalmente a la orfebrería y destacamos una Custodia Procesional.

Empezamos la visita por la nave de la Epístola, o lo que es lo mismo, el lado izquierdo de la cabecera del templo. Observamos los detalles de la estructura, las naves laterales y la central se elevan a una altura semejante consiguiendo una techumbre plana sobre la que en un momento dado se podrían instalar elementos defensivos como cañones y ballestas para la protección del templo. La catedral no debía elevarse por encima de una determinada altura ya que la artillería enemiga podría derribar fácilmente la estructura.

Frente al Altar Mayor se encuentra el coro, ocupado por una sillería en nogal en dos niveles. En los respaldos de la parte superior están labrados santos y profetas, mientras que en la parte inferior hay medallones con personajes en relieve. Sobre la sillería podemos ver dos monumentales órganos barrocos.


En contraste con su exterior austero tenemos el Altar Mayor, una estructura de base poligonal cerrada con bóveda de crucería de arcos apuntados. Está presidido por un tabernáculo y en su frontal a modo de retablo, destacan pinturas con escenas de la vida de la Virgen y en el centro dos relieves del s.XVI, un Calvario y una Anunciación. 


Las capillas de la Girola son las más antiguas e interesantes de la catedral. Durante nuestra visita, una de ellas, la Capilla de la Piedad, estaba cerrada.

Salimos de la catedral y nos acercamos al convento de las Puras. Su fachada principal es muy sobria y se caracteriza por su torre mudéjar. Aunque el horario de apertura de su iglesia es de 16:00 a 18:00 (todos los días), nosotros nos la encontramos cerrada a cal y canto. ¡Otra vez será!


Rodeamos la catedral hasta llegar a la calle Cubo, donde observamos el emblema de la ciudad, el Sol de Portocarrero.


Vista desde esta perspectiva de la plaza Bendicho parece un auténtico castillo medieval debido a la presencia de adarves, troneras y atalayas.


Nos dirigimos por detrás de la catedral, siguiendo la calle Jose Ángel Valente, hacia la plaza Campoamor  frente a la que se levanta el Palacio de los Marqueses de Cabra (sede del Archivo Provincial). En esa misma plaza podemos observar un monolito de metacrilato y aluminio rodeado por una verja donde los enamorados cuelgan candados... ¡ha llegado hasta aquí la moda de Federico Moccia!

Subimos por la calle Arráez hasta la plaza de la Administración Vieja. Aprovechamos que era día lectivo para entrar en la UNED y ver su patio.


En esta plaza encontramos también la fachada trasera del Ayuntamiento. Hay un pasaje que comunica con la Plaza de la Constitución, pero que no nos es posible atravesar por las obras que se están realizando en el Ayuntamiento. Tuvimos que rodear los edificios para poder acceder a dicha plaza. Esto nos permitió ver el interior de la Iglesia del Convento de las Claras (que sólo abre durante horario de misas).


Proseguimos nuestro camino hacia la Plaza de la Constitución, la plaza más antigua de la ciudad. Por desgracia, debido a las obras, el polvo y ruido no pudimos apreciarla en todo su esplendor. En el centro destaca el Monumento a los Coloraos, dedicado a 24 liberales con casacas rojas que llegaron a las playas de Almería a proclamar la libertad y la constitución en contra de Fernando VII y por ello, murieron fusilados.


¡Hora de hacer un mini-descanso! Habíamos comido demasiado pronto y a esas horas de la tarde nuestros estómagos empezaban a rugir. Aprovechando que en Almería sirven una tapa con cada bebida, fuimos a "merendar" a la cervecería Entremares (calle las Tiendas). Por 4,70€ una caña, una coca-cola grande, un platito de aceitunas, una tapa de salpicón de pulpo y un arenque. Comparado con otros bares en los que estuvimos, las tapas eran pequeñas, aunque la relación calidad precio era buena.

Después de este kit-kat, continuamos la visita hasta la Alcazaba, que está situada en un cerro desde el que se domina la ciudad y la bahía. La entrada es gratuita.


Esta fortaleza se compone de dos recintos islámicos y un castillo cristiano. El primer recinto está ajardinado y cuenta con un complejo sistema de abastecimiento de agua a través de pozos con norias, aljibes y canalizaciones.


Subimos en paralelo al lienzo norte de la muralla, el único lienzo original conservado integramente, hasta el Muro de la Campana de la Vela. Atravesamos hasta el segundo recinto por la Torre Norte.

En este recinto se situaba una gran residencia palaciega que constaba de un área pública, donde en la actualidad podemos visitar un aljibe califal, dos viviendas reconstruidas, una ermita mudéjar y unos baños públicos reconstruidos. La mayor parte del recorrido por esta zona transcurre a través de restos arqueológicos.


Por último, nos adentramos en el recinto cristiano, que fue mandado construir por los Reyes Católicos tras la toma de la ciudad. Un castillo cristiano construido dentro de una fortificación musulmana, curioso ¿verdad? Podemos distinguir un gran patio de armas presidido por la Torre del Homenaje.


¿Dónde podíamos acudir a ver una bonita puesta de sol? Fuimos hasta el Cerro de San Cristóbal, un mirador que se puede ver desde la Alcazaba, a continuación de las murallas de Jayrán. En la siguiente foto podéis apreciar muy chiquitito el Cristo que está situado en un pedestal sobre dicho mirador.


La vista panorámica es increíble. Desde este punto se dominan los tejados de la ciudad de Almería, su bahía y en los días más claros se puede observar también el Cabo de Gata y Sierra Alhamilla.

Aunque nos sorprendieron las vistas, también nos sorprendió la dejadez del lugar. Se asciende por un barrio bastante abandonado, ante este panorama, en más de una ocasión piensas en dar la vuelta. Arriba nos encontramos un par de parejas adolescentes y gente paseando perros.

Bajamos hacia el Paseo de Almería en busca de un sitio para cenar. Teníamos fichado El Quinto Toro en la calle Juan Leal, pero estaba cerrado, así que enlazamos con la avenida de Federico García Lorca y fuimos dando un paseo hacia la Playa del Zapillo. ¡En el mapa no parecía que estuviese taaaaan lejos! Decidimos cenar en La Cabaña del tío Tom. Tuvimos que esperar un ratito para sentarnos, era día de fútbol y nadie se levantaba de su mesa. Las tapas enormes y muy baratas, por 6€ cenamos los dos: una cerveza, una botella de agua, una tapa de adobo y una Supercabaña (filetes de lomo, huevo frito, ensalada, patatas y alioli). Tiene un pero... el trato de los camareros deja mucho que desear, por lo menos, el día que nosotros estuvimos.

¡De vuelta al hotel para descansar! Al día siguiente tocaba madrugar para hacer una ruta por las playas más características del parque natural de Cabo de Gata.

La mejor época para visitar Córdoba es el mes de mayo, un mes en el que la ciudad se llena de colores y olores. Ya habíamos estado en una edición anterior del Concurso de los Patios, así que aprovechamos que este puente no íbamos a hacer ninguna escapada para pasar el domingo en Córdoba disfrutando de las Cruces.

El primer fin de semana de mayo, los patios y plazas de Córdoba se engalanan con cruces de gran tamaño adornadas con flores y rodeadas de plantas, macetas y otros elementos tradicionales. Pero ir de "cruces" no implica sólo visitar estos monumentos... Al lado de cada una, las asociaciones de vecinos, hermandades o peñas instalan una especie de barra de bar o caseta, donde se puede disfrutar de la fiesta bebiendo, comiendo y bailando. Tienen horario ininterrumpido desde las 12 del mediodía hasta las 2 de la mañana, parando la música un rato por la tarde para permitir el descanso de los vecinos.

Este año se presentaron al concurso 52 cruces, donde las mejor decoradas son premiadas por el Ayuntamiento. En la Oficina de Información y Turismo conseguimos el siguiente plano con la localización de las cruces. Realizamos un recorrido que nos permitió visitar 31 de ellas, atravesando el barrio de San Basilio y la zona de la catedral  hasta el barrio de San Andrés-San Pablo.

Algunas cruces se aprovechan de su entorno para llamar nuestra atención.

 

 

Si queréis ver todo el reportaje gráfico, con las cruces identificadas e incluyendo algunos de los participantes al Concurso de Rejas y Balcones, visitad mi página en Facebook.