1 de diciembre de 2019

Saint-Émilion, un pueblo medieval entre viñedos

Cualquier viaje a Burdeos quedaría incompleto si no reserváis al menos media jornada para descubrir el precioso pueblo de Saint-Émilion. Gracias a la llegada del tren en el s.XIX sus vinos se hicieron internacionalmente conocidos, destacando las denominaciones de origen de "Saint-Émilion" y "Saint-Émilion Grand Cru", ¡ sus viñedos se extienden sobre más de 5400 hectáreas ! ¿Sabíais que la viña y los pueblos de la jurisdicción de Saint-Émilion fueron los primeros inscritos al Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO como paisaje cultural? No podemos olvidarnos tampoco del patrimonio histórico y arquitectónico de esta ciudad medieval: su iglesia monolítica, sus canteras subterráneas y sus numerosos monumentos religiosos.


Para llegar hasta aquí desde Burdeos tenéis dos opciones: tren o coche. Los trenes salen desde la estación Bordeaux Saint-Jean, siendo el recorrido de unos 35 minutos. En coche son aproximadamente 50 km, en un trayecto de 45 minutos. En las "afueras" hay aparcamiento gratuito, el resto es zona azul. Aunque era relativamente temprano y ya estaba casi completo, conseguimos aparcar el coche en el Espace Guadet.

Una de las mejores maneras de descubrir Saint-Émilion es deambular sin rumbo fijo por sus calles, pero si no queréis perderos ninguno de sus rincones emblemáticos os recomiendo que os acerquéis en primer lugar a la oficina de turismo. Allí se puede reservar la visita guiada a la "ciudad subterránea" (9€/pers), si no lo habéis hecho previamente vía online. Está disponible en español, aunque nosotros por horarios la hicimos en francés, e incluye la visita a la cueva de Saint-Émilion, la capilla medieval, las catacumbas y la iglesia monolítica. También os proponen una serie de itinerarios para recorrer los viñedos en bici, ¡ ellos mismos os las alquilan !


Una puerta "secreta" comunica la oficina de turismo con el claustro de la Colegiata. En él se pueden distinguir los estilos gótico y románico, pero lo que más nos llama la atención es el mural colorido  con escenas del Apocalipsis que cubre sus paredes. Esta obra permanecerá expuesta hasta el 31 de julio de 2021.



La Colegiata, actual iglesia parroquial, es enorme, lo que nos recuerda la importancia religiosa que tuvo la ciudad durante la Edad Media. Como curiosidad, en la entrada hay un trozo de madera en el que las personas que realizan una donación para la conservación del monumento clavan un clavo.  

Salimos hacia la Place du Clocher, presidida por el campanario de la iglesia monolítica. Si sois de los que siempre buscan las mejores vistas, no os perdáis la panorámica desde lo alto de la torre del campanario (196 escalones, 2€), aunque el balcón de la misma plaza también nos ofrece una impresionante vista de la ciudad baja. Las llaves del campanario os las entregarán en la oficina de turismo al comprar la entrada.



Debido a la orografía del terreno, en la villa medieval existió una separación social, la ciudad alta, donde vivían los religiosos, nobles y burgueses, y la ciudad baja, la zona de los campesinos. Un arco divide físicamente la ciudad en estas dos partes. Bajamos por la rue de la Cadène, atravesamos esa antigua puerta y vemos la última vivienda con entramado de madera.


@saint-emilion-tourisme.com

Llegamos hasta la Place de L'Église Monolithe, donde podemos contemplar la austera fachada de la iglesia monolítica, que en ningún momento nos deja intuir lo que encontraremos en su interior. Sin lugar a dudas, es el monumento más importante de la ciudad. Para poder acceder a ella, únicamente se puede hacer con la visita guiada, de una duración aproximada entre 45 y 60 minutos. Esperamos a nuestra guía enfrente de esta iglesia. Si vais con tiempo, merece la pena relajarse tomando algo en alguna de las terrazas de la plaza.


Al ser de propiedad privada, no está permitido realizar fotos. ¡Ouch! Es un lugar fascinante. Descendemos hacia la cueva como si penetráramos en una cripta sagrada, en silencio y con solemnidad, y es que es el corazón original de la villa, donde habitó su fundador.

Nos tenemos que remontar al s.VIII, en el que un ermitaño, que dio su nombre al pueblo, dejó su Bretaña natal y atravesando gran parte de Francia realizando algunos milagros, llegó hasta esta villa. Acompañado por algunos discípulos benedictinos, el monje fundó la primera comunidad religiosa y empezó a evangelizar. Entre los s.VIII y XVIII otras comunidades religiosas (agustinos, franciscanos, dominicos y hermanas ursulinas) se asentaron en el pueblo atraídos por el culto del monje Émilion. ¡Sólo es necesario observar los numerosos monasterios, conventos e iglesias que continúan en pie en la villa!

Después de este paréntesis, volvemos a este refugio natural, que tiene una fuente de agua dulce protegida por una balaustrada (construida al igual que las escaleras a finales del s.XVII) y un asiento de piedra, donde el monje tenía la costumbre de orar.

@laroutejoyeuse.fr

Cuenta la leyenda que es suficiente para una mujer que desee tener un hijo sentarse en ese asiento, rezar a Saint-Émilion y ese mismo año se queda embarazada. Casualidad o no, fui de las pocas mujeres que nos sentamos en esa visita, me quedé embarazada justo al siguiente ciclo y ya han pasado 30 semanas. Después de que nazca nuestro bebé, escribiré a la oficina de turismo para seguir fomentando la leyenda con nuestro pequeño milagro. Tienen un listado con los "niños de Saint-Émilion", todos aquellos niños concebidos tras sentarse en el asiento del ermitaño. ¿Mito o realidad? Está claro que para lograr un embarazo se tienen que dar muchos factores, pero si hay ayuda "divina" sobre todo cuando la búsqueda del bebé es larga, bienvenida sea. Y si no es así, por lo menos el monje nos hace un bonito regalo: mantener la esperanza de que esto ocurra en el plazo de un año.

Visitamos las catacumbas, una serie de galerías excavadas utilizadas como necrópolis. Nos paramos debajo del pozo, donde encontramos distintos símbolos que reflejan las etapas para acceder al purgatorio. La luz que surge del pozo simboliza el camino hacia el cielo.

@stephanecompoint.com

Continuamos la visita descubriendo la capilla de la Trinidad, donde destacan las pinturas del s.XIV que cubren la parte alta del coro.

@saint-emilion-tourisme.com

En el s.XII, se comenzó a tallar en piedra una iglesia relicario que pudiera acoger a los centenares de peregrinos que acudían hasta la tumba del monje Émilion. Es la mayor iglesia monolítica de Europa excavada en piedra, y es que cuenta con tres naves de longitud 38 m y anchura 20 m, sostenida por enormes pilares que han tenido que ser reforzados porque amenazaban su estabilidad.


@saint-emilion-tourisme.com

Tras conocer este increíble monumento, y ya sin horarios ni prisa, nos dejamos llevar sin rumbo fijo por el Tertre de la Tente. Los Tertres son esas callejuelas empinadas, con pavimento de piedra y que tienen pinta de ser muy resbaladizas los días de lluvia.


En nuestro paseo nos encontramos con numerosas tiendas dedicadas a la venta y degustación de vinos, de tipo gourmet (patés y foies) y dulces típicos como los macarons. ¿Sabíais que fueron las monjas ursulinas las que nos dejaron la receta secreta de este dulce? Expulsadas de su convento durante la Revolución Francesa, sólo queda en pie la fachada que se puede admirar desde el mirador de la Tour du Roy (188 escalones, 2€/pers).

@saint-emilion-tourisme.com

@saint-emilion-tourisme.com

Otros elementos curiosos de ver durante el recorrido son los lavaderos. Acondicionados durante el s.XIX para que las mujeres hicieran la colada (y vida social), nos llaman la atención sus vigas de maderas y sotechado.


Como muchas otras ciudades medievales, Saint-Émilion estaba rodeada por un sistema de murallas y elementos defensivos. La mayoría de las fortificaciones han sido destruidas (guerras y periodos urbanísticos) y en la actualidad, de las puertas medievales sólo se conserva la Puerta Brunet

Retrocedemos hasta el coche y contemplamos lo que queda de las llamadas Grandes Murallas, que son las paredes de un convento dominico del s.XIII que se tuvo que destruir intencionalmente al comienzo de la Guerra de los Cien Años debido a su proximidad a la muralla. Si hubiese sido tomado por el enemigo, este convento habría sido un perfecto punto de ataque al pueblo.


Si os habéis quedado con ganas de más, ¿por qué no hacer una visita con degustación a alguna bodega o recorrer los viñedos en bicicleta? ¡Nosotros nos lo apuntamos para nuestra próxima visita!

12 de agosto de 2019

Rincones de Huelva: Lugares Colombinos

La mañana del 3 de agosto de 1492, dos carabelas y una nao partieron del muelle de La Rábida en búsqueda de una ruta comercial hacia las indias occidentales. Lo que no sabían entonces sus protagonistas es que formarían parte de un gran acontecimiento histórico, el descubrimiento de un nuevo continente, que quedaría inevitablemente ligado a la provincia de Huelva.


Los lugares colombinos se encuentran entre las localidades de Palos de la Frontera y Moguer. Se conocen con este nombre a aquellos lugares en los que Cristóbal Colón realizó los preparativos para su primer viaje a las Indias, en su afán por conseguir recursos y apoyos. Hoy nos vamos a centrar en la zona de La Rábida.


Nuestra primera parada será el monasterio franciscano de Santa María de La Rábida. En la hora de la apertura suele haber menos afluencia, así que aprovechad para recorrer en soledad el edificio que fue testigo del primer viaje colombino. 

Monasterio Santa María de la Rábida
  • Horario:
    • M-D: 10:00-18:00
  • Tarifas: 
    • General: 3,5€
    • Grupo familiar: 8€
  • Servicio audioguía gratis

Los monjes dieron cobijo a Colón y su hijo Diego, pero además, intercedieron por él ante la Corte de los Reyes Católicos y los marineros y armadores de Palos para que le prestaran su apoyo, ya que nadie en la zona conocía a este almirante, posiblemente genovés, que buscaba una ruta alternativa para llegar a las Indias. Gracias a la audioguía que os darán en la entrada, incluida en el precio de la visita, os veréis inmersos en la preparación de este viaje, y comprenderéis más detalles de esta aventura, de esos que no nos enseñaron en el cole.

Antes de acceder al claustro de las Flores, nos detenemos a observar los cinco frescos cubistas de Vázquez Díaz, que narran distintos momentos de este viaje.


El claustro de la Hospedería, también conocido como claustro de las Flores, alberga la Galería de los protagonistas, un conjunto de lienzos de Juan Manuel Núñez Báñez con el que nos presenta a los protagonistas de esta hazaña.


Su iglesia es gótica, aunque aún se conservan elementos mudéjares como el artesonado de madera policromada y el arco de la capilla. Debajo del altar mayor descansan los restos de Martín Alonso Pinzón.




La capilla alberga una preciosa talla de alabastro de la Virgen de los Milagros, coronada canónicamente por Juan Pablo II.



Una vez salimos de la iglesia, nos acercamos hasta el claustro mudéjar, que conserva en su galería inferior parte de la primitiva decoración mudéjar.



En la segunda planta hay exposición permanente con las tres carabelas a escala. Nos llama la atención una sala con cofres llenos de tierra procedentes de los distintos países iberoamericanos y sus banderas.


Si paseáis por los jardines alrededor del monasterio, observaréis la Columna de los Descubridores, un monolito de piedra erigido para conmemorar el IV centenario del descubrimiento y un monumento a Colón.



Para llegar directamente al Muelle de las Carabelas desde el monasterio, tenéis que rodear la hospedería y desde su terraza exterior descender por unas escaleras que os llevarán hasta el Foro Iberoamericano.

En este muelle se recrea el puerto desde el que Cristobal Colón y los hermanos Pinzón partieron el 3 de agosto de 1492. Las réplicas de las embarcaciones se realizaron para la conmemoración del V centenario del descubrimiento de América, con las dimensiones y la distribución interior originales.


¿A qué esperáis para saltar al abordaje? ¿Os imagináis cómo pudieron pasar los marineros tantas semanas en esos espacios tan reducidos?



Aparte de subir y bajar a las tres reproducciones, también podemos curiosear por el barrio medieval con sus puestos de artesanía y por un poblado indígena del Nuevo Mundo.


En el Centro de Interpretación hay una sala audiovisual en la que se puede ver un documental de unos 20 minutos sobre la aventura colombina y una zona museística en la que se exponen documentos, instrumentos de navegación y piezas relacionadas con el descubrimiento de América.

Muelle de las Carabelas
  • Horario:
    • 16 junio-15 septiembre: M-D 10:00-21:00 (cierre puertas 21:30)
    • 16 septiembre-15 junio: M-D 9:30-19:30 (cierre puertas 20:00)
  • Tarifas: 
    • General: 3,6€
    • Grupo familiar: 7,5€

No tan conocido, aunque sin duda debería ser visita obligada, es el jardín botánico José Celestino Mutis, donde se puede contemplar la flora característica de los cinco continentes y en especial de Iberoamérica. Doce hectáreas de parque a descubrir, de las que se puede recorrer alguna menos, por distintos senderos que cruzan plazoletas o siguiendo un circuito cerrado de agua que fluye por canales y cascadas.



Adquiere distintas tonalidades según la época del año y es que se puede disfrutar de la floración de muchas especies en las diferentes estaciones. El invernadero, que acoge un bosque tropical exótico, continúa en obras.


También acoge una exposición de esculturas al aire libre.



Parque botánico José Celestino Mutis
  • Horario:
    • 16 junio-15 septiembre: M-D 10:00-21:00
    • 16 septiembre-15 junio: M-D 9:30-19:30
  • Entrada gratuita

Después de una jornada completa, nos despedimos de esta zona, dejando atrás el monumento a la Fe Descubridora.

29 de junio de 2019

Descubriendo un mar de arena: la Duna de Pilat

Hasta que no comenzamos a preparar nuestra escapada de última hora a Burdeos, nunca habíamos oído hablar de la Duna de Pilat. ¿Sabíais que es el segundo monumento natural más visitado de Francia después del Mont Saint-Michel? Recibe más de un millón y medio de visitantes al año. ¡Ahí es nada!

Se trata de la duna más alta de Europa. Está viva, siempre en constante movimiento, por lo que año tras año gana terreno al bosque de pinos que limita con ella. Su altura varía entre 100 y 111 m sobre el nivel del mar, con una longitud de casi 3 km.


Se puede llegar fácilmente en coche desde Burdeos o Arcachon, el camino está muy bien señalizado. La visita a la duna es gratuita, si bien es cierto que su aparcamiento es de pago. Hay distintas tarifas, dependiendo de la época del año y del tiempo que estéis allí, pero recordad, ¡no se fracciona por minutos! ¡Aprovechad el tiempo al máximo!

Aparcamiento Duna de Pilat
  • Tarifas: 
    • Noviembre-Febrero: 1€ (2 horas), 2€ (4 horas)
    • Marzo-Octubre: 4€ (2 horas), 6€ (4 horas)

Justo al lado de los aparcamientos, hay habilitada un área para hacer picnic, así que una buena opción es ir de tupper o con unos buenos bocadillos. La duna no tiene pérdida, tenéis que seguir el sendero de arena que se interna en el bosque. Pasaréis por delante de unos puestos con tiendas de recuerdos y  una zona de restauración (cerrada en temporada baja). También podréis entrar en los baños públicos (¡gratis!).

Si vais entre los meses de abril y octubre, tenéis dos opciones para subir: una escalera instalada para facilitar el ascenso o hacerlo a las bravas por la ladera. ¿Y nosotros cuál escogimos? ¡La difícil! ¿Cómo se nos va a resistir una duna? Aunque había gente que subía con las zapatillas puestas, a nuestro parecer es más cómodo subir descalzos y con los pantalones remangados.


¡Llegar arriba supone un alivio! No es tan sencillo, cada paso dado implica un gran esfuerzo y es que los pies se hunden sin parar en la densa arena. Pero ese esfuerzo merece la pena, las vistas desde arriba son estupendas. Es curioso observar como la duna se encuentra encajonada entre el bosque de pinos y el océano Atlántico.



Pasear por la cresta, bajar a la playa (mejor no pensar en que luego tendrás que volver a subir) o descansar mientras disfrutas de las hermosas vistas.


¿Y para bajar? No permiten deslizarse como un tobogán ni utilizar trineos, pero sí puedes rodar como una croqueta ladera abajo, bajar corriendo o seguir una vereda de las muchas que otros caminantes han ido marcando (recortando la pendiente, ¡cómo me recuerda al esquí!), los menos arriesgados, pueden utilizar de nuevo la escalera.



Y para completar una maravillosa jornada, ¿os apetece descubrir la villa de Arcachon? ¿Y probar sus famosas ostras?

16 de junio de 2019

16 de junio de 2019 - , , Sin comentarios

Guía práctica: Burdeos en 2 días

Por haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Por atravesar una puerta de su antigua muralla que parece sacada de un cuento. Por su delicioso vino. Por contemplar su famoso Espejo de Agua. Por disfrutar de sus mejores vistas desde lo alto de un campanario separado de su catedral. Por comprar en una de las avenidas comerciales más largas de toda Europa. Por dar nombre a un color. ¿Necesitáis más razones para descubrir los numerosos atractivos que esconde Burdeos?


Os presentamos una posible ruta de dos días, el primer día centrado en el casco histórico (circuito Unesco) y el segundo día en la Ciudad del Vino, el Ecosistema Darwin y el barrio de Chartrons.

Día 1

El tranvía de las líneas B y C os acercará hasta el primer punto del recorrido: la Place de Quinconces. ¡Sus 126000 m2 hacen que sea la plaza más grande de Francia! No pudimos contemplar al completo su inmensidad ya que había instalado un mercadillo de antigüedades y a su alrededor puestos de comida ambulante. Nuestros ojos se desplazan hacia una preciosa fuente, coronada por una columna con una estatua que representa a la libertad, rompiendo sus cadenas. Deteneos un rato a observar su base, donde hay todo tipo de figuras imaginarias rindiendo su particular homenaje a los Girondinos. ¡Escupiendo agua tiene que lucir en todo su esplendor!



Si como a nosotros os gusta orientaros con planos en papel, haceos con uno en la oficina de turismo situada en la esquina del Cours 30 Juillet. Aparte de los principales monumentos y calles de la ciudad, los meones podrán identificar baños públicos ¡gratuitos!

Seguid la línea de tranvía hasta la Place de la Comédie, en la que destaca el Grand Théâtre (Ópera). Desde su gran fachada neoclásica, sostenida por una serie de columnas corintias, nos observan las diosas Minerva, Venus y Juno y nueve musas.


En la misma plaza también podréis ver la obra Sanna de Jaume Plensa, inicialmente perteneció a una exposición itinerante, pero volvió para quedarse.

@jaumeplensa.com

Continuad unos metros por el Cours de l'Intendance. Poco después de llegar a la siguiente manzana, a vuestra derecha, os toparéis con el Passage Sarget.

Si cada vez que volvemos a París, vamos en busca y captura de los famosos pasajes, precursores de los actuales centros comerciales, ¡no podíamos dejar de descubrir éste!


El pasaje conecta con la Place du Chapelet, donde se encuentra la Iglesia de Nôtre-Dame. Esta iglesia y la Cour Mably son los únicos vestigios del antiguo convento de los dominicos. La fachada es de estilo jesuita, su arquitecto se inspiró en la iglesia del Gesù en Roma.


¿No os resulta familiar la estatua de este señor de la Cour Mably? Por todos es conocido que este famoso pintor español nacido en Fuendetodos murió en Burdeos, pero ¿sabíais que sus funerales se celebraron en esta iglesia?

La estatua de Goya es un regalo de la ciudad de Madrid, una réplica exacta a la realizada por Manuel Benlliure, ubicada frente al Museo del Prado.


El Cours de l'Intendance, el Cours Georges Clémenceau y las Allées de Tourny delimitan el Triángulo de oro, donde están representadas las grandes marcas con tiendas poco aptas para la mayor parte de los bolsillos. Justo en el centro de este triángulo está el centro comercial Grands Hommes. Arquitectónicamente llama la atención porque está construido en forma circular con una estructura de hierro y vidrio.


Podéis avanzar por la Rue Montesquieu y la rue de la Vieille Tour hasta llegar a la Porte Dijeaux, la puerta oeste de entrada a la ciudad, que ya existía en la época romana con el nombre de Porte Jovia.


Los amantes de los libros estáis de suerte, entrad en la Librairie Mollat (15 rue Vital Carles) y rebuscad un rato, hay todo tipo de libros: especializados, novelas, viajes, literatura extranjera... ¡y no sólo en francés! Es imposible imaginar ojeando su escaparate las dimensiones de esta librería laberíntica: ¡2700 my unas 300000 obras esconden sus paredes! Tienen una iniciativa interesante,  otros lectores recomiendan a través de post-its los libros que ya han leído.

Siguiendo la Rue des Remparts llegamos hasta el Palacio Rohan. A lo largo de su historia este edificio fue palacio arzobispal, sede del tribunal revolucionario, palacio real, hasta convertirse en el actual ayuntamiento. En su interior se encuentra una de las más bellas escaleras de Francia, de la que dicen que es una obra maestra de la piedra tallada. Es necesario reservar para la visita guiada, sólo disponible los miércoles a las 14:30 y viernes a las 10:00.


Está situado justo al lado de la Catedral de San Andrés, vuestra siguiente parada. No es tan espectacular como otras grandes catedrales góticas francesas como Chartres o Reims, pero presenta una peculiaridad, su campanario es independiente, e incluso sus muros han sido testigos de dos bodas reales. Del exterior destacamos la portada norte, también llamada portada real, en cuyo tímpano está esculpido el Juicio Final. ¿Y en su interior? ¡Juzgad vosotros mismos! La entrada es gratuita.



En el s.XV se construyó la Tour Pey-Berland, un campanario independiente para acoger varias campanas y una campana mayor, ya que por su peso podrían poner en peligro la estructura de la catedral. En el s.XIX se culminó con la imagen dorada de Nuestra Señora de Aquitania. ¡Subid los 230 peldaños de su escalera de caracol para contemplar una de las mejores vistas de Burdeos!


Avanzad por el Cours Pasteur y Victor Hugo hasta llegar a uno de los campanarios más antiguos de Francia, vestigio de las murallas medievales, la Grosse Cloche. Su nombre se debe a su campana de casi 8 toneladas. Esta puerta defensiva también se utilizó en su día como prisión.


Cada una de sus fachadas luce un bonito reloj. ¿No os parecen curiosos?



De puerta defensiva a puerta defensiva. La Porte Cailhau parece sacada de un cuento. Se construyó como arco del triunfo para conmemorar la victoria de Carlos VIII en Italia. En un nicho, en la fachada del lado del río, se puede ver la estatua de este rey.

 

Adentraos en el Barrio de Saint Pierre, en pleno centro histórico. Pasead sin rumbo por sus calles peatonales, sentaos a tomar un refresco en una de las terrazas de la Place du Parlement o de la Place Camille Jullian o disfrutad del cine de autor o algún debate en el Cinéma Utopia, una iglesia reconvertida en un centro cultural. 

No os podéis olvidar de uno de los lugares más icónicos de Burdeos, aquel que aparece en la mayoría de las postales, la Place de la Bourse. Creada en el momento de máximo desarrollo de la ciudad, fue la primera apertura en las murallas de la ciudad medieval. Una plaza rectangular de lados recortados, presidida por una serie de bellos edificios neoclásicos, entre los que se encuentran el antiguo palacio de la Bolsa, actual Cámara de Comercio, y el Hôtel des Fermes, donde se controlaban los derechos e impuestos sobre las mercancías que viajaban por el río Garona. Justo en su centro, la Fuente de las Tres Gracias.


Desde 2006, esta plaza cuenta con otra "atracción" curiosa, el espejo de agua más grande del mundo. Cruzad al otro lado de las vías del tranvía, enfrente del río Garona. En las horas más calurosas del día, no es raro observar a niños y algún que otro adulto chapoteando sobre esta fina capa de agua. Es interesante ver cómo se convierte en un espejo que refleja los edificios de la plaza. Os recomendamos que disfrutéis de este reflejo en distintos momentos del día, aunque sin lugar a dudas, nuestra imagen favorita es la nocturna. Si decidís descubrir Burdeos en invierno, entre los meses de noviembre y abril, no podréis verlo en funcionamiento debido a tareas de mantenimiento.


Si os gusta comprar, ¿por qué no recorrer la rue Sainte-Catherine? Esta calle peatonal comercial corta el centro de la ciudad conectando la Place de la Comédie con la Place de la Victoire. En el primer tramo, se ubican las grandes franquicias internacionales, mientras que en su tramo final hay pequeñas tiendas locales, en su mayoría negocios orientales. Esta calle desemboca en una plaza muy animada, con terrazas llenas de estudiantes y presidida por la Puerta de Aquitania, un obelisco y unas tortugas muy fotogénicas.

Día 2

Los vinos de Burdeos dan fama a la ciudad a nivel mundial, y por ello, en 2017 se creó la Cité du Vin. La línea de tranvía C os deja a pocos pasos de este museo interactivo del vino. Aunque no seáis entusiastas de esta bebida, ya sólo por su diseño arquitectónico merece la pena que os acerquéis. Esta estructura modernista no os dejará indiferentes. A nosotros nos recuerda a un decantador, pero hay otras teorías que afirman que es la forma del vino al caer sobre o una copa o la cepa retorcida de una vid. ¡Imaginación al poder!


En este museo podréis descubrir el vino a través de todos los sentidos: su historia, geografía, variedades de vides y distintas maneras de cultivarlas. La visita termina con la cata de un vino en el mirador, incluida en el precio de la entrada.

Cité du Vin
  • Horario: 
    • Septiembre-Marzo: L-D 10:00-18:00
    • Abril-Agosto: L-D 10:00-19:00
  • Precio: 20€

¿Queréis descubrir qué esconde el otro margen del río? Hasta el s.XX, el Puente de Piedra era el único que cruzaba el río Garona por la ciudad. Mandado construir por Napoleón Bonaparte, cuenta con 17 arcos, que coinciden con el número de letras que contiene su nombre.

El Puente Chaban-Delmas es un puente levadizo inaugurado en 2013, el cual para dejar pasar los grandes buques se desplaza como si fuera una plataforma en un ascensor, no abriendo dos hojas. Tiene pasarelas para peatones y ciclistas separadas de las de vehículos a motor. 


Atravesad este puente hasta llegar al Quai de Queyries, entre el Puente Chaban-Delmas y el Puente de Piedra, donde se encuentra el Ecosystème DarwinEn unos edificios abandonados, decorados con graftitis y que pertenecían a una antigua caserna del ejército se ha construido este espacio multifuncional y alternativo.



Alberga un espacio de co-working que pretende impulsar start-ups con una economía respetuosa con el medio ambiente y de desarrollo sostenible. Este "ecosistema" también cuenta con una tienda y un restaurante bio, un centro de reciclado, varios skateparks y huertos ecológicos. ¿Y por qué no disfrutar de un brunch o una cerveza artesanal?



Retroceded sobre vuestros pasos hasta llegar de nuevo a la otra orilla. Podéis recorrer el paseo fluvial hasta llegar al Quai des Marques, un espacio comercial lleno de tiendas outlet y restaurantes ubicados en los antiguos hangares del muelle. 

En el barrio de Chartrons, construido en los dominios de un antiguo convento de monjes cartujos (moines chartreux), del que procede su nombre, vivían comerciantes anglosajones, escandinavos, alemanes e irlandeses. Todos construyeron casonas de piedra que utilizaron como almacenes y residencias. Merece la pena perderse por sus calles, mucho más tranquilas que las del casco histórico. La más popular es la rue Notre Dame, repleta de anticuarios y galeristas de arte. En el número 61,  en una antigua imprenta, está el Village Notre Dame, una galería que agrupa a 35 anticuarios. ¡Echad un vistazo!

Y para relajaros al final del día, ¿un paseo por el Jardin Public? En este parque podéis ver un Museo de Historia Natural, un jardín botánico, tomar un refresco en l'Orangerie y observar los patos que nadan en el estanque. ¡Un remanso de paz! Y si vais con niños, no os perdáis el espectáculo de teatro de marionetas Guignol Guérin.

En un fin de semana puedes descubrir todos los rincones principales que esconde Burdeos, ¿a qué estáis esperando para conocer esta ciudad del sudoeste francés llena de encantos?