El itinerario propuesto para la mañana de hoy es el siguiente:


Así que tras un copioso desayuno y una muy buena experiencia en el Hotel Winter Garden, a las 9 nos dirigimos al servicio de traslados gratuito del hotel que nos llevaría a la estación de tren de Bérgamo.

Como ya indiqué en la entrada Información previa: Bérgamo y Milán, dejamos las maletas en la consigna y fuimos hasta la parada de autobús más cercana (justo enfrente del centro de información turística). ¡No olvidéis que no se venden billetes a bordo de los autobuses! Lo recalco porque nosotros no lo tuvimos en cuenta, así que subimos al primer autobús que llegó y tuvimos que bajar para comprar los billetes. En la estación de autobuses hay un punto de venta donde decidimos comprar dos billetes turísticos urbanos de 24 horas (3.5€/persona). Por fin, con nuestro billete en la mano, subimos al autobús de la línea 1 dirección Colle Aperto. Como habíamos perdido unos valiosos minutos y ya eran casi las 10, no nos bajamos en la parada de la estación del funicular, sino en la última parada de la línea.

Atravesamos la piazza della Citadella y seguimos por Via Colleoni. En esa calle, tras una puerta abierta, nos encontramos con la iglesia de Sant'Agata del Carmine. No es una iglesia turística, pero nos sorprendió la belleza que guarda en su interior.



Tuvimos la suerte de disfrutar de una Piazza Vecchia decorada como un jardin potager (verduras incluidas), ya que del 5 al 20 de septiembre tuvo lugar un encuentro internacional de paisajes y jardines en Bérgamo. En esta plaza se encuentran la fuente de Contarini, el Palazzo della Ragione y el Campanone, al que teníamos previsto subir más tarde.

Atravesando el arco del Palazzo della Ragione entramos en la Piazza Duomo, donde se concentran los monumentos más representativos de la Città Alta: la Basílica de Santa María Maggiore, el Duomo, la Capilla Colleoni y el Baptisterio.



La fachada más espectacular se corresponde con la de la Capilla Colleoni. Merece la pena echar un vistazo a su interior aunque no se permita hacer fotos.

Está anexa a la Basílica de Santa María Maggiore. Aunque su entrada parezca sencilla, la decoración de su interior es impresionante: frescos, tapices, taraceas y un confesionario barroco.





El interior de esta basílica eclipsa totalmente al Duomo de la ciudad. A pesar de esto, sí que os recomiendo que le déis una oportunidad a la catedral. Nos sorprendió bastante la doble cúpula de la capilla de la Santa Eucaristía.



Frente al Duomo se encuentra el Baptisterio, al que no se puede acceder, a menos que vayamos a un bautizo. Subimos las escaleras que están a la izquierda de esta construcción y llegamos al Aula della Curia, la entrada al palacio episcopal, que presenta frescos medievales.
Dimos la vuelta al perímetro de la basílica, para poder admirarla desde todos los ángulos y dedicamos un rato a callejear sin rumbo fijo.

Ya habíamos visitado los lugares clave de la Città Alta, pero no desde arriba, por lo que nos pareció interesante subir al Campanone (3€/persona). Os recuerdo que cada media hora suenan las campanas, ¡así que no os asustéis!


En la entrada, antes de atravesar el torno, había una máquina con bebidas, por curiosidad miramos los precios de las botellas de agua y nos sorprendimos al ver que medio litro costaba ¡0.50€! Así que con nuestra botella de agua nos dirigimos hacia Il fornaio a comer pizza al taglio. El escaparate tenía muy buena pinta, lástima que no tenga fotos. Dos trozos de pizza generosos (se cobran al peso) y una polenta grande 13€. Como hacía muy buen día, disfrutamos de nuestra comida sentados en la Piazza Vecchia.

Por último, visitamos la fortaleza de la Rocca, más bien sus jardines, donde encontramos expuesto armamento de la II Guerra Mundial.

¡Milán nos esperaba! Así que montamos en el funicular y dimos un paseo por la Città Bassa hasta la estación de tren. Recogimos nuestro equipaje y compramos dos billetes hacia Milán (4.80€/persona).

Como resumen, voy a incluir los lugares visitados, sus horarios y precios (última actualización octubre 2015):