30 de enero de 2017

Día 2: Una mañana en Estrasburgo y una tarta en Selva Negra (I)

Ya nos dimos cuenta ayer de que casi todos los recorridos del centro histórico empiezan o terminan en el mismo punto, la Catedral. Es una obra maestra del arte gótico construida en arenisca rojiza entre los siglos XI y XV. Su torre imponente, de 142m, hizo que fuese el edificio más alto de toda la cristiandad hasta el s.XIX. No en vano, se puede ver desde casi cualquier punto de la ciudad.

 

Todavía tengo grabada en la retina la imagen que deja este edificio mientras nos aproximamos por la rue Mercière... ¡que casi no entra el piquito en la foto!


¿Qué nos llama la atención de la fachada? Por un lado, los juegos de luces y sombras de la piedra, dependiendo de la hora del día y del color del cielo. Por otro lado, todas las esculturas.

Deteneos un rato y observad los pórticos. El más impresionante es el tímpano del pórtico principal, que representa la pasión de Cristo. Un poco más arriba, justo por encima del rosetón, la galería de los apóstoles, encajados en doce arcos (¡Ouch, no tengo ninguna foto de este detalle!). 


Si el exterior ya nos impresionó, algunos elementos del interior nos sorprendieron bastante, ¡así que no podéis dejar de entrar! La entrada al templo es gratuita.

El precioso órgano y el rosetón nos invitan a contemplarlos. Además, tuvimos suerte y pudimos escuchar cómo sonaba.


El púlpito nos deja sin palabras, está esculpido en piedra y ricamente ornamentado. ¡Asombroso!


Otro de los atractivos de esta catedral es el reloj astronómico, obra renacentista, que nos recuerda al que vimos en Praga. ¿Qué tiene de especial? Nos indica la hora, el calendario civil y eclesiástico y también informaciones astronómicas tales como la posición de los planetas, signo del zodiaco, fases de la luna, disposición de eclipses... Cada 15 minutos podréis ver cómo se mueve parte del mecanismo, aunque si queréis ver en funcionamiento todos los autómatas, tenéis una cita todos los días a las 12:30h (después de una proyección y previo pago). Teníamos que recoger el coche de alquiler a la una, así que prescindimos de ver este "espectáculo".



Justo delante del reloj se encuentra el Pilar de los Ángeles, que de manera original representa el Juicio Final.


Si queréis acceder a la plataforma, tendréis que salir de la catedral. La entrada se encuentra bien señalizada en la Place du Château. La escalera de caracol es bastante cómoda, con escalones amplios, 5€/pers y 330 escalones más tarde llegamos arriba.

El ascenso también nos deja imágenes interesantes.


Desde la terraza panorámica, tenemos vistas sobre toda la ciudad e incluso los días más claros se pueden ver los Vosgos y la Selva Negra. Tras unos minutos contemplando las vistas y haciendo fotos, realizamos el descenso por la torre inacabada.


Rodeamos la catedral para ver la casa Kammerzel, uno de los edificios más destacados de la ciudad. Es una casa medieval de estilo gótico cuya fachada está perfectamente labrada con escenas de la Biblia y profanas.


Antes de despedirnos de Estrasburgo, dimos un paseo de día por las calles cercanas a la catedral y seguimos empapándonos de imágenes de esta ciudad tan pintoresca.



Antes de regresar al aparta-hotel para recoger nuestro equipaje, compramos en el supermercado la comida del día, un poco más de desayuno y cena para un par de noches, por si no conseguíamos localizar en Alemania nada abierto para cenar a una hora "normal" (15.5€).

Cargados como mulas, nos dirigimos hacia la oficina de Europcar de la estación, que no está en la propia estación, donde el resto de oficinas de alquiler, sino en una de las esquinas de la plaza (hacia la izquierda atravesando la plaza). Nos ofrecieron un coche de un nivel superior al que habíamos contratado, 7 días por 135€.

Antes de salir de Estrasburgo, estuvimos un rato peleándonos con el navegador integrado de "nuestro" Hyundai i30. En 5 minutos habíamos cruzado el Rin y entrado en Alemania.

¡Próximo destino Sasbachwalden!

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