7 de febrero de 2017

Día 2: Una mañana en Estrasburgo y una tarta en Selva Negra (II)

En tan sólo 40 minutos llegamos a nuestro destino, un pequeño pueblo en la Selva Negra llamado Sasbachwalden. ¿De cuento? ¿Pintoresco? ¿Encantador? ¿Florido? No encuentro un calificativo adecuado para describirlo... 

La carretera principal cruza el pueblo y la atravesamos con los ojos como platos. ¡Qué bonito, qué florido está todo! Aparcamos el coche en el parking de la oficina de turismo, enorme para el tamaño del pueblo. Allí nos atendió una muchacha muy agradable, que nos explicó (en un perfecto inglés) qué podíamos ver en la zona, rutas de senderismo para hacer y dónde podíamos comer la tarta Selva Negra más grande de la región. Además, nos regaló dos pequeñas botellas del licor de cerezas con el que se hacen dichas tartas (¡del tamaño perfecto para llevar en la cabina del avión!).

Nos propuso la siguiente ruta, de aproximadamente una hora. 

@sasbachwalden.de

Decidimos hacer el paseo en sentido antihorario, así que primero nos encaminamos hacia la zona de viñedos.


@sasbachwalden.de

Nos resulta curioso encontrarnos por el camino con neveras (¡que se pueden abrir!) llenas de botellas de vino y licor para servirse y pagar tras beber... sin necesidad de estar vigiladas. 

Otra vez en el pueblo, disfrutamos de rincones con encanto, casas con entramados de madera y fachadas repletas de flores. ¡Qué bonito es todo!


Nos sentamos a descansar en un banco de madera donde comimos con ganas una ensalada de arroz y un bocata. ¡Menuda sensación de paz y tranquilidad! En todo el recorrido apenas nos cruzamos con gente...

Teníamos claro dónde íbamos a tomar el postre. Así que recogimos nuestro coche (no, el hotel restaurante no está exactamente en el pueblo) y nos dirigimos hacia allí. Para los más golosos os indico la dirección: Gästehaus Spinnerhof, en Am Schloßberg, 8.

Allí fue donde nos dimos cuenta que en esta zona muy poca gente habla inglés o francés (el español dábamos por descontado que no lo hablarían). La mayor parte de su turismo es alemán, y eso que está a menos de una hora de la frontera con Francia.

Mmmmm a ver cómo nos entendemos, con estos nombres que son impronunciables... Menos mal que sobre una mesa estaba una tarta enorme y por señas nos entendimos. ¡Ñaaaaaaaam!

Presumen de hacer la tarta más grande de la Selva Negra y lo reconozco, el pedazo es mortal. El plato es grande, no es un plato de postre. A duras penas pudimos terminar el trozo entre los dos. ¡Qué rica! ¿Precio? 4€, sentados en una terraza desde la que podíamos ver el paisaje. ¡Esto sí que es vida!


Más de uno nos pidió permiso para hacer una foto a la tarta, a otros se les antojó y terminaron pidiendo una. ¡Menuda pinta!

Queríamos recorrer la carretera panorámica Schwarzwaldhochstrasse, así que aunque no era el camino más rápido para llegar hasta nuestro alojamiento en Schonach, decidimos hacer un tramo, haciendo una primera parada en el lago Mummel.

Como teníamos que bajar la tarta, nos planteamos hacer una pequeña ruta de senderismo. Nos rodeaba un paisaje característico, con los pinos muy juntos, muy sombrío y oscuro, ya sabemos el por qué del nombre de esta zona... Decidimos seguir un camino que nos permitió ver el lago desde arriba. ¡Qué paisaje más chulo!


En Schonach nos esperaba la dueña de los apartamentos, que nos estuvo enseñando la casa, las instalaciones (piscina cubierta) y dándonos información de la zona.

Para relajarnos, después de todo el día dando tumbos, nos pegamos un buen chapuzón en la piscina, que por suerte cerraba a las diez de la noche. ¡Sí que nos ha dado de sí el día! 

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