13 de junio de 2018

Aterrizaje en Cracovia y minas de sal

Suena el despertador un poco más temprano de lo habitual, pero no importa, porque hoy ¡comienza un nuevo viaje!

Sería nuestro primer vuelo tras el cambio de política de equipaje de mano de Ryanair: sin prioridad de embarque no podrás subir a bordo dos bultos. Pensábamos que a lo mejor llevando como único bulto una maleta de 55x40x20cm nos dejarían subirla, pero no cuela, la bajan directamente a la bodega sin cargo. Recordad, sólo maletas/bolsos que quepan debajo del asiento (35x20x20cm) si el billete es no prioritario. Es cierto que con esta medida el embarque es mucho más rápido, pero para los que no solemos facturar es un inconveniente tener que esperar nuestro equipaje a la llegada. Despegamos a las 7:20 de Sevilla como estaba previsto. 

Tras un vuelo de casi 4 horas y esperar a nuestras maletas, nos dirigimos hacia la estación de tren del aeropuerto, situada dentro del mismo y muy bien señalizada. Cometemos un error de novatos, esperar a llegar al andén para comprar los billetes. Si veis durante el recorrido hasta la estación máquinas expendedoras de "Malopolska", son las del ferrocarril, comprad allí los tickets. ¡Menuda cola! Y encima parece que sólo saca tickets de uno en uno. Posteriormente descubrimos que es posible sacar varios tickets a la vez siguiendo estos pasos: One-Pass-Tickets<Train-one-pass-tickets<Buy other single fare ticket<Date=End-to-End<Select initial stop-final stop. Si vais al centro de Cracovia vuestra parada es Krakow Glowny (9PLN). No es necesario que tengáis zlotys, se puede pagar con tarjeta. En el interior de los trenes también hay máquinas, pero creo recordar que sólo admitían dinero en efectivo. 

@inyourpocket.com

En unos 20 minutos llegamos a la estación central. En la galería Krakowska, el centro comercial en que se encuentra la estación, está uno de los Kantor donde ofrecen mejor cambio. El que buscábamos está en la primera planta, cerca del Carrefour. Nos convenció el cambio de 4.14PLN por €, siendo el oficial de 4.17PLN. Por curiosidad miramos en otras casas de cambio, sobre todo cerca del casco histórico, donde sólo te daban entre 4 y 4.05 PLN. No os dejéis engañar por el cambio inverso, que suele ser el que aparece a la entrada. En un free tour corroboramos que habíamos recibido mejor cambio que el resto.

El hotel Batory está muy cerca de la estación, y aunque se supone que no nos podemos registrar hasta las 14h, nos acercamos para dejar las maletas. Como nos están preparando la habitación esperamos 15 minutos para acomodarnos.

Nos queda poco más de una hora para irnos a Wieliczka, así que decidimos comprar algo rápido en una panadería justo al lado del hotel: dos trozos de una especie de pizza (con una masa algo distinta a la italiana) y un paczek (bollo relleno de mermelada de frutas) por 8PLN.

Aprovechamos para hacer una rápida incursión a la plaza medieval más grande de Europa, incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad, una plaza que nos ha enamorado, la Plaza del Mercado (Rynek Glowny). Presidiendo el casco histórico, cuenta con algunos de los edificios más importantes de la ciudad: la basílica de Santa María, la Lonja de los Paños y la Torre del Ayuntamiento.


La fachada principal de la basílica de Santa María nos llama la atención por su asimetría, con una torre de mayor altura que la otra y coronadas de manera diferente. Según la tradición, en el s.XIII se encargó su construcción a dos hermanos arquitectos. A medida que las torres ganaban altura, también lo hacía su competencia y rivalidad por construir la torre más alta y más bonita en el menor tiempo posible. En un arrebato de celos, uno de ellos apuñaló al otro y lo mató. Sin embargo, finalmente, los remordimientos pudieron con él y acabó tirándose desde una de las torres.

Y como parece que estamos rodeados de leyendas, ahí va otra. Cada hora en punto, y hacia los cuatro puntos cardinales, un trompetista se asoma a la torre más alta y entona una melodía que se ve bruscamente interrumpida. Es en recuerdo a un trompetista asesinado mientras avisaba a la ciudad de un ataque tártaro.


Tras oír la leyenda de la construcción de las dos torres, encontramos una posible explicación al cuchillo que vemos colgando de una cadena en uno de los pórticos de la Lonja de los Paños (Sukiennice), podría ser el que utilizó uno de los hermanos para asesinar al otro.


Es un edificio de estilo renacentista con planta rectangular y arcadas donde antiguamente se intercambiaban textiles, sal y sedas o especias de Oriente. En la actualidad la primera planta alberga piezas del museo nacional de Cracovia, mientras que la planta baja es una galería comercial con puestos en los que se puede comprar productos artesanos y souvenirs típicos polacos. ¡Tenemos que subir a esa terraza a tomar algo!


En uno de los extremos de la plaza encontramos la torre del Antiguo Ayuntamiento, los únicos restos que quedan en pie de esta construcción derribada en el s.XIX.


En la plaza también se concentran muchos carruajes de caballos, muy engalanados, otra manera diferente de recorrer el casco histórico de Cracovia. 

Merece la pena fijarse en algunos detalles de la plaza, como por ejemplo el bajorrelieve de dos africanos en la esquina con la calle Florianska, que hace referencia a la farmacia llamada Ad Aethiopes, situada allí en el s.XVI.


¡Hora de volver a la estación! Compramos en las taquillas los billetes hacia Wieliczka. Os tenéis que bajar en la parada Wieliczka Rynek Kopalnia (3.5PLN/billete).

Como es casi imposible cuadrar la hora de la visita con los horarios de los trenes llegamos casi una hora antes, por lo que decidimos dar un rápido paseo por el pueblo. Os encontraréis paneles informativos con los puntos de mayor interés. Una de las cosas más curiosas que encontramos fue una pintura en 3D que ofrece una panorámica de la capilla de Santa Kinga vista desde el exterior, como si se hubiera desprendido el techo.



Todavía queda tiempo para tomar un café en una terraza a la sombra, café que sirven en un tazón de desayuno. ¡Qué difícil es acostumbrarse a esto! ¡Y qué buena temperatura! Hemos dejado Sevilla con lluvia y aquí rondan los 22ºC.

Si queréis conocer las minas de Wieliczka sin excursión organizada, tenéis que reservar previamente las entradas por Internet. La visita es guiada, y hay pocos horarios en español, por tanto, os recomiendo que reservéis con suficiente antelación.

Para reservar las entradas, a menos que participéis en una excursión organizada desde Cracovia, debéis hacerlo desde la siguiente página. Aunque existen varios itinerarios, el principal y el que se recomienda para una primera visita, es el turístico. Su tarifa general es de 89PLN.


Los tickets se deben recoger al menos 15 minutos antes del horario de la visita en una garita al lado de la entrada y con ellos dirigirse a las filas para visitas individuales clasificadas por idiomas.

Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978, estas minas llevan en funcionamiento desde el s.XIII. Aunque la actividad minera se interrumpió en 1996 para continuar como centro turístico y de estudios geológicos y como balneario.

Recordad que la temperatura de las minas oscila entre 14 y 16º, por lo que en verano es necesaria una chaqueta.

Casi 3 kilómetros de galerías, 800 peldaños hasta llegar a una profundidad de 135 metros, 20 cámaras excavadas en sal y excepcionales esculturas de sal nos esperan. Comenzamos el recorrido bajando 380 escalones (64 metros) hasta llegar al primer nivel.

Unos apuntalamientos de madera nos abren el paso hacia las distintas cámaras, donde se hace patente el esfuerzo de los mineros. Nos encontramos estatuas de personajes famosos como Nicolás Copérnico, uno de los primeros turistas que visitó la mina. ¡Y es que los mineros se debían aburrir mucho, ya que en sus ratos libres se dedicaban a tallar estas estatuas!

La pureza de la sal se demuestra con una linterna, iluminándola y viendo su transparencia. ¡Aunque vimos a alguno chupar la pared para comprobarlo!

En estas cámaras también hay muchas escenas representadas, como la de la leyenda de Santa Kinga, hija del rey de Hungría y prometida del príncipe de Cracovia. Como dote para la boda, le pidió a su padre sal, muy valiosa en aquella época. Éste le concedió la mina de sal de Maramuresz, donde arrojó su anillo de compromiso. Pidió que se excavara un pozo en Wieliczka, donde encontraron un bloque de sal y en su interior ese mismo anillo.



Durante todo el recorrido, también podemos encontrar diferentes recreaciones de cómo se ha trabajado en la mina en las distintas épocas: las herramientas de extracción y el transporte.

En honor a Santa Kinga, la patrona de la mina, se construyó el lugar más espectacular de la mina: una capilla subterránea. Nos sorprende conocer que fue tallada sólo por tres mineros. Todo es de sal, desde el suelo hasta las lámparas de araña del techo, pasando por los cuadros esculpidos en las paredes.

¿Os imagináis celebrar vuestra boda aquí? ¡Porque es posible! La capilla se puede reservar para celebrar ceremonias privadas, y no os preocupéis, que para llegar no tenéis que bajar infinitas escaleras, sino que se puede acortar utilizando un ascensor.


¿Os habéis fijado en este relieve de la Última Cena? Nos dejan diez minutos a nuestro aire para fijarnos en todos los detalles de la capilla.



La cámara Michatowice también es sorprendente, con esa estructura de madera de 35 metros de altura utilizadas para apuntalar paredes y techo. Mirad hacia arriba, ¿encontráis el fin?


Tras la visita guiada de 2 horas, podemos ver por libre el museo o acceder a una sala interactiva, donde entre otras cosas se proyecta una película en 3D sobre las minas. Como apenas quedaba una hora para el cierre, decidimos prescindir del museo e ir directamente hasta la sala interactiva.

El regreso a la superficie se realiza por medio de un estrecho y antiguo montacargas minero, en el que más de uno puede llegar a sentir claustrofobia. Pero mucho mejor que subir de nuevo 800 escalones, ¿no?

Regresamos a Cracovia en tren y buscamos un sitio para cenar. Muy cerca de la Plaza del Mercado encontramos una taberna local, la Gospoda Koko, donde comimos dos menús con entrante de sopa, ensalada y plato de carne más guarnición y bebida por 44PLN en total. Comida típica casera, a un precio muy asequible y en cantidad.

Nos damos un paseo por el centro para ver todo con otros ojos, pero estamos tan cansados, que volvemos pronto al hotel. ¡La paliza de hoy ha merecido la pena! Mañana nos esperan la colina de Wawel y el casco histórico. 

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